martes, 7 de septiembre de 2010

Cumulosnimbos


Por Soledad Santander

Llegar de Europa; comenzar una nueva vida en las sierras, rodeado de arroyos y naturaleza en estado puro; ver nacer a tu primer hijo en tu propio hogar… ¿A qué pueden llevar semejantes experiencias? Cumulosnimbos es la respuesta. “Deseos de fertilidad, de lluvia, de armonía y de amor, hechos trazos, líneas, puntos, colores”, así definió su muestra el artista plástico, herrero y muralista, Marcos Sánchez.


Es Maestro en Artes Visuales, filmó un corto, produjo una revista-objeto junto a su primo, vivió en Europa y pintó murales, además de reciclar estaciones de trenes y dirigir un espacio cultural. Más que amplios son los conocimientos que Marcos Sánchez adquirió en sus cortos 31 años. Desde 2008, Cumulosnimbos viene madurando hasta dar todos sus frutos durante el mes de julio de este año, cuando la muestra fue expuesta en el Centro Cultural Municipal Casa de Pepino. “Con mi compañera, volvíamos embarazados de España y decidimos vivir en una casa que tenía mi mamá en Colanchanga, detrás del dique La Quebrada, en contacto con la naturaleza. Luego, nació Esmeralda, todo un acontecimiento porque fuimos parteros en casa”, relató Marcos al consultarle qué lo motivó a crear Cumulosnimbos.
Sus obras no son paisajes, sino más bien un diálogo entre elementos de la naturaleza. “La idea es juntarlos y ver qué ocurre cuando los reúno en una misma imagen. Por ejemplo, el cactus es una planta de zonas desérticas –manifestó el artista– que no necesita de lluvia. Pero en mis trabajos convive con las nubes que pinto, las cumulosnimbos que, por definición, pueden producir precipitaciones”.
Para Marcos, vivir en las sierras fue (y siempre será), indispensable. Conmovedor fue, para Marcos, percibir los cambios de estaciones y el florecimiento de esos árboles autóctonos, tan presentes en sus obras: los aromitos. Así lo explicó: “No sólo son bellísimos visualmente, sino que hay ciertas horas de la tarde en que el perfume es más intenso”. Salir a caminar por el monte, en plena primavera, cuando el sol todavía calienta, es lo que llevó a este artista oriundo de San Francisco a retratar aromitos. Y los sigue pintando porque le encantan y, aparentemente, al público también porque es lo más vendido.
La temática, la técnica, el color, el objetivo y, fundamentalmente el soporte, son las características que unen a las obras de Cumulosnimbos. “Entre las cajas y materiales, encontré tapas de libros antiguos, que vienen forrados en lienzo. Me encantó lo que sucedía cuando las pintaba porque la textura es muy bella y me permite hacer unos pasajes muy lindos entre la superposición de colores”, describió Marcos.

¿Por qué elegiste la frase de “El Principito” para publicar en el folleto de la muestra?
Estábamos charlando sobre las obras con el escritor cordobés Diego Monsalvo, que además es mi amigo. De repente, sacó el libro de Antoine de Saint-Exupéry y me dijo: “Para mi, tus creaciones son esto, están relacionadas con El Principito”. Por eso, surgió la idea de utilizar esa frase: “Cuando el misterio es tan grande se hace imposible desobedecer”.
¿Qué buscás generar con Cumulosnimbos?
En realidad, lo que me planteo es por qué exponer en Casa de Pepino, en pleno centro, cuando los cuadros son totalmente rurales. La mayoría de los artistas utilizan la figura humana, desde el hiperrealismo figurativo hasta la abstracción. En mi caso, eso queda de lado. Tal vez, por el lugar donde vivo me relaciono más con la naturaleza, que con las personas. El objetivo es que la gente amiga de la ciudad vea, desde mi óptica, la fuerza que tiene la naturaleza. Se habla mucho de que el hombre está destruyendo el planeta con su actividad contaminante. Creo que todos vamos a morir y la tierra va a seguir existiendo porque va a procesar toda la contaminación. Esa es la fuerza de la naturaleza y es lo que me interesa contar con mi obra, sobre todo en estas épocas que estamos tan despegados de lo natural.